Sal
Tu espalda esta arqueada,
eso eleva aún más tus pechos,
no puedo parar de acariciarte,
todo lo que antes susurraba no era falso,
era solo para conseguir llegar aquí.
Ahora todo ha pasado y
en mi mente solo queda
tu mirada.
No sé quién eres,
te he dejado marchar
por esa puerta que separa
el mundo externo
de los infinitos mares
de ilusión de mi interior.
Se que no vas a volver
y todavía tengo la sal de tus entrañas
pegada en mi boca.