Tu recuerdo golpea mi mente,

nítidos rubíes engarzados en el oro lánguido de tu pelo.

 

El aire de tu aliento mece el vello púbico,

espejismo del sueño eterno del deseo.

 

Negro, te siento oscura.

¿Será por el sexo que tan tímidamente desprendes?

Te deseo en rojo,

como un arrebato de celos.

También tu piel se blanca.

 

Obsesión,

parte oscura de mí,

abismo que me parte y divide.

Simiente y aridez.

 

Corres rotunda con dientes voraces,

dibujando el camino de mi desilusión.

Creando a mi alrededor un grupo de seres inservibles,

al final como todos.

 

¿De qué sirve?,

Desprecio irreversible de otro cariño.